En vez de dar opiniones sobre el libro, dire algunas de las cosas que me dieron ganas mientras leia el libro:
- Conocer a Ursula Iguaran y unirme a una de las descabelladas empresas de Jose Arcadio Buendia.
- Comprarle alguno de los ultimos inventos de los sabios babilonicos a Melquiades.
- Tener un pescadito de oro del Coronel Aureliano Buendia.
- Tener el daguerrotipo familiar, en el que Aureliano está entre Rebeca y Amaranta.
- Ver a Macondo lleno de papelitos cuando las epocas del olvido.
- Haber estado en el consejo de guerra al Coronel Moncada para escuchar a Ursula remarcar algo que mi mamá me ha dicho tooda la vida: "Pero no olviden que mientras Dios nos dé vida, nosotras seguiremos siendo madres, y por muy revolucionarios que sean tenemos derecho a bajarle los pantalones y darles una cueriza a la primera falta de respeto." (Que grande Ursula! que grande!!!)
- Estar en una de las rumbas de Aureliano Segundo.
- Obvio, ver a Remedios, La Bella.
- Haber estado entre los curiosos al frente de la casa Buendia, para oir al retirado Coronel Aureliano Buendia gritar: "¡Un dia de estos voy a armar a mis muchachos para que acaben con esos gringos de mierda!".
- Conocer al coronel Lorenzo Gavilan y preguntarle por su compadre Artemio Cruz.
- Haber escuchado el: "¡Cabrones! Les regalamos el minuto que falta"
- Gritarle improperios a Fernanda del Carpio, DURO!.
- Ver las mariposas amarillas de Mauricio Babilonia.
Hay muchas otras cosas mas, pero prefiero omitirlas para no dañarle el libro a quien no lo ha leido, y para antojar al que lo ha leido, a que lo haga de nuevo, espero que asi sea.
¿y ustedes, que harian en Macondo? ¿de que se antojaban mientras leian el libro?
Ay! Yo se lo estoy leyendo a mi mamá!! Que emoción este libro <3
ReplyDeleteLos pescaditos de oro y las flores de Babilonia! Total.
[...] no es seguro, porque sinceramente me volveria a leer Cien Años de Soledad, ganas no me faltan! LEIDO (Ene 4 [...]
ReplyDeleteA mi me hubiera gustado ver el pelotón de fusilamiento y ver a Melquiades! Bueno y ver niños iguana jejejeje. Pero más que todo el pelotón! jejeje
ReplyDeleteLa misma obsesión que tenía el coronel, hacer pescados y venderlos, cuando los viera por ahí comprarlos, fundirlos y volverlos a forjar, para luego venderlos y completar el ciclo.
ReplyDeleteY probablemente ir al río, tirar charco y asolearme en las piedras redondas como huevos de dinosaurio