Habia escuchado cosas de él, pero nunca lo habia podido ver personalmente y justamente el mismo día que ví la casa de su padre en Ginebra, me encontré de casualidad en una repisa uno de sus libros, llamado
Ficciones. Obviamente me llamó la atención cruzarme con dos cosas de
Jorge Luis Borges el mismo día, por lo que decidí tomar ese libro ajeno para deleite propio. Lo más sorprendente vino al abrirlo aleatoreamente, pues justo dí a parar en la primera página de
Funes el memorioso, el cuento de Borges del que más habia escuchado y el que más presente tenia. De esta forma pude por fin conocer personalmente a Irineo Funes, leerlo y saber su historia de hipermnesia. Ahora, lo único que espero es no convertirme yo en
Alvarez el desmemorioso.
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